
Estancia Mendoza no sólo lleva a Mendoza en su etiqueta, también lleva el ADN mendocino; lleva el sol, la montaña y las manos expertas de sus productores. Lleva el esmero, el trabajo, la historia y, sobre todo, el orgullo de saber que los productores están entregando lo mejor de cada uno de ellos.
El mayor objetivo de los hacedores de vinos es lograr que el vino hable por quienes lo producen. Esa identidad sólo es posible si detrás de un gran vino hay personas, que silenciosamente, trabajan para que cada uva exprese su potencial, y el vino, como ese hipnótico juego de magia, nos invita a descubrirlo.
Con más de 120 años de historia, sigue siendo el vino más elegido por los argentinos y reconocido mundialmente. TORO mantiene la misma esencia que le dieron sus fundadores, Bautista Gargantini y Juan Giol en 1890 y mantiene los valores que lo hicieron grande.